domingo, 10 de diciembre de 2017

¿Por qué no soy como los demás?

Lo que me pasa es de locos



Algo habitual cuando una persona llega a mi consulta es que tras contarme su problema me expresa su seguridad de que el problema que tienen solo le pasa a ella y, por lo tanto, es un bicho raro, que debe ocultar su dolencia a los demás por miedo a que la tachen de loca o algo similar.


En realidad es todo lo contrario, la mayoría de los trastornos psicológicos son muy comunes, pero en España el padecer uno sigue considerándose un estigma y la mayoría de las personas lo ocultan o no lo comparten.

No me he parado a contarlos, pero debe haber menos de 500 tipos de trastornos psicológicos, de los cuales los más frecuentes son menos de 50. Vamos a partir de que un 5% de la población acude al psicólogo, al menos una vez a lo largo de la vida, con un trastorno -he dicho acuden, no padecen, que sería un porcentaje bastante mayor-. En una ciudad de un millón de habitantes acudirían al psicólogo cinco mil personas. Y si suponemos que los 500 tipos de trastornos están repartidos por igual, habría 100 personas con cada trastorno. Por lo que es absurdo pensar que lo que me ocurre a mí es único.
Los cálculos anteriores no deben tomarse al pie de la letra. Son una simplificación, pero la idea sí es válida: cualquier trastorno psicológico que padezcamos es seguro que lo tienen muchas personas más en nuestro entorno, aunque no lo sepamos.
Por cierto, disculpadme estos alardes numéricos, es mi parte de ingeniero que a veces le reclama algo de atención a mi parte de psicólogo.


Entonces, espero que haya quedado claro que hay un número limitado de trastornos y que, por raro que nos parezca y por estrambótica que sea nuestra perturbación, hay más personas con el mismo problema.
Aunque para muchos psicólogos el diagnóstico es un estigma creo que debería ser considerado lo contrario, un método para que una persona sienta que no es tan distinta, que hay otras como ella y que, por supuesto, hay una cura.
Ese es para mí el otro punto fuerte de la necesidad de hacer un diagnóstico: que se le puede presentar al cliente una larga estadística de personas curadas con su mismo problema; que se puede acudir a fuentes objetivas que digan qué técnicas son las mejores para tratar su problema. En definitiva, que la persona puede ver que su problema tiene solución, que es lo habitual en casi todos los trastornos psicológicos.


Si todos escondemos nuestros problemas psicológicos ante los demás como si fueran algo sórdido, acabará siéndolo. Mientras que si habláramos más abiertamente de ello sería menos traumático, pues no nos sentiríamos tan diferentes.


No hay comentarios:

Publicar un comentario