viernes, 5 de enero de 2018

¿Es algo físico o está en mi cabeza?

La somatización

Para empezar a escribir este artículo estaba tratando de recordar si alguno de los clientes que he tratado como psicólogo no padecía algún tipo de somatización. Y no lo consigo. No recuerdo ningún cliente que, de alguna forma, no tuviera alguna molestia física que al disminuir los problemas psicológicos no remitiera o disminuyera.

Y otra constante, aunque ésta no sea tan universal, es que casi todos ellos pensaban que tener asociado un dolor o molestia físico a su problema era algo que solo les pasaba a ellos.
También es habitual sentirse muy intranquilo ante la duda sobre si la molestia es de origen fisiológico o psicológico.

Lo que les digo a todos mis clientes es que primero hay que descartar un posible origen físico.
Recuerdo el caso de una persona -no se trataba de un cliente sino de un conocido- que se quejaba de molestias estomacales que solían coincidirle con momentos de estrés y tras muchos años de pruebas y visitas médicas descubrieron que estaba infectado con H. pylori (la bacteria responsable de la mayoría de las úlceras de estómago). Como esa persona no era mi cliente no puedo afirmarlo con rotundidad, pero seguramente los momentos de estrés debilitaban sus defensas y era cuando se acrecentaban las molestias ocasionadas por la bacteria, así que en su caso, como en muchos, era un problema en parte físico y en parte psicológico.

Pero cuando descartamos lo físico lo que queda es psicológico y eso es la somatización.
Para aquellos que las padecen voy a citar algunas que me he encontrado en mi vida, que creo pueden servir para que quien las padezca se dé cuenta que es un problema muy habitual y no implica una rareza especial:
  • Cefaleas y migrañas
  • Dolores de estómago
  • Dolores musculares y contracturas
  • Mareos
  • Nauseas
  • Fiebre (en ocasiones muy elevada)
  • Aftas bucales
  • Eccemas
  • Alopecia areata (por zonas)
  • Desmayos
Seguro que me dejo alguno más, pero estos serían los principales.

Casi todas las somatizaciones se pueden explicar por la vía de activación simpática, pero eso lo dejo para otro artículo.

En su lugar creo que es interesante comentar una técnica que puede ayudar a reducir la somatización (y también funciona con molestias de tipo orgánico). Se basa en una aplicación libre de las submodalidades de PNL y es bastante fácil.
Lo primero es darle entidad a la molestia, para ello debemos concentrarnos en ella y considerar si podemos atribuirle forma y sonido. En algunos casos nos será fácil, en otros difícil, pero en la medida de lo posible debemos imaginarla de un color chillón y un sonido estridente. Cuando tengamos la identificación plenamente realizada, es decir, sintamos la molestia y la veamos simultáneamente con el color chillón y el tono estridente, podemos empezar el ejercicio que consiste en convertirla en blanco y negro y bajarle el volumen. Tenemos que mantener la forma que le hemos dado y su sonido, pero le eliminamos el color y reducimos su intensidad sonora. Si se ha hecho bien la identificación notaremos como la molestia decrece, muchas veces llegando a desaparecer.
Espero que este ejercicio os sirva.





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