martes, 2 de enero de 2018

Iré al psicólogo cuando mi situación sea insoportable

¿Por qué en psicología no funciona la medicina preventiva?

Cuando abrí mi primera consulta de psicología entre los servicios que quise ofrecer estaban la psicología preventiva. ¿Por qué esperar a ir al psicólogo cuando estás tan mal que salir de casa es un esfuerzo insoportable?

Todos sabemos que las cosas no están yendo bien, sea en las relaciones familiares, en el trabajo o con nosotros mismos. Cada día nos cuesta un poco más levantarnos y afrontar la vida, hasta que un día ya no podemos más y nos "rompemos".
Entonces, ¿por qué esperar a estar terriblemente mal antes de ir a pedir ayuda a un profesional?


Una amiga que trabaja en mercadotecnia me comentó hace unos días que no solo era un problema de la psicología, que también en medicina costaba mucho promocionar la prevención. Sin embargo, muchos nos hacemos revisiones anuales y si notamos algo en nuestro cuerpo que no nos resulta normal consultamos con un médico, aunque no creamos que sea excesivamente grave.
En psicología esto no ocurre. Nadie va al psicólogo una vez al año para que le hagan una revisión. Muy pocos acuden cuando empiezan a notar los primeros síntomas de ansiedad o de vacío.

Y os aseguro que sería mucho mejor para todos. Para el cliente porque podría evitarse el malestar intenso que produce un trastorno en su apogeo y para el terapeuta porque nos resulta mucho más efectivo trabajar con alguien que no está abrumado por el sufrimiento.
Y una revisión anual con un psicólogo es casi lo mismo que una revisión médica: una primera entrevista, unos cuestionarios que se pueden rellenar en casa y una entrevista para comentar los resultados y contextualizarlos.

En psicología consideramos que una persona necesita ayuda si existe malestar significativo en alguna de la áreas de su vida. O dicho de otra forma que estamos siendo infelices, o hacemos infelices a otros, en algún ámbito (normalmente en varios).
Y es que, en lo referente a la mente, el malestar psicológico y la felicidad son opuestos. Uno de los mejores indicadores de que necesitamos -o vamos a necesitar- ayuda es que empezamos a sentirnos infelices (o que estamos haciendo infelices a los demás).

Si me aceptas un consejo: ¡No esperes para buscar ayuda! ¡Cuánto más tarde más cuesta mejorar y más infelicidad para ti y para los que te rodean!



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