sábado, 24 de marzo de 2018

¿Para curarse hay que sufrir?

Los distintos tipos de psicoterapia

El otro día una amiga me llamó por teléfono porque lo estaba pasando muy mal con su terapia y quería saber si eso era normal. Esta amiga ha empezado una terapia hace un par de meses y me comenta que sale fatal de las sesiones, habiéndolo pasado mal durante las mismas y, en ocasiones, sufriendo aún más después, llegando a durarle esa sensación varios días en algunos casos.

La respuesta a su pregunta no es fácil. Primero, porque cada tipo de terapia es distinta entre sí. Segundo, porque cada tipo de persona siente las cosas de forma distinta. Tercero, porque "cada maestrillo tiene su librillo", es decir, cada terapeuta lleva a la práctica su marco teórico de una forma distinta.

Sin embargo, voy a intentar dar unas pautas generales sobre el sufrimiento en la terapia y aprovechar para hablar algo más sobre marcos teóricos, que es algo que comento a menudo, pero sobre lo que no he profundizado.

Una de mis premisas de trabajo es que cada terapeuta debe adaptarse a la demanda del cliente y a su momento actual. El psicólogo debe tener un plan de trabajo, que conduzca a la curación de su cliente, pero ese camino no está escrito a fuego, sino que debe adaptarse a las necesidades del cliente, tanto las generales como las inmediatas.
Si un cliente llega un día con un problema personal acuciante igual no es el momento de usar una técnica que profundice en sus inseguridades y es mejor dedicar esa sesión a hacer contención (ayudar a la persona a liberar sus emociones para que se sienta mejor) o utilizar técnicas auxiliares (relajación, parada de pensamiento, modelado).
Eso no es perder el rumbo, sino tomarse un pequeño descanso en el camino, para tratar puntualmente el aquí y el ahora del cliente. Otra cosa es que el cliente venga mal todos los días y eso dificulte el avance de la terapia de forma continuada. En ese caso hay que hablar con él y buscar soluciones compartidas que permitan continuar por la senda hacia la curación y no perderse eternamente en poner parches.

Por otra parte, si el cliente sale mal de todas las sesiones y no ve como ese dolor le lleva hacia su sanación, es muy probable que termine dejando la terapia. Eso significa que el psicólogo no ha hecho bien su trabajo, pues no ha estado atento a las necesidades de su cliente. Ningún psicólogo es infalible, todos somos humanos y podemos equivocarnos, por eso yo siempre les pido a mis clientes que si ven que si se han quedado mal en una sesión o si lo han pasado mal después de la sesión por algo que se ha trabajado en la mismo, me lo digan, para que podamos gestionar juntos ese sufrimiento.

Pero concretando: ¿se debe sufrir en terapia?
La respuesta general sería: , pero debería ser un sufrimiento controlado y pactado.
Usando el símil de comparar los problemas psicológicos con una herida, a nadie le extraña que para curarla el sanitario deba abrirla, limpiarla y desinfectarla y que eso produce un cierto dolor. Pero un buen sanitario avisará antes de cada proceso, explicando qué molestias sentirá la persona en cada fase. Los psicólogos deberían proceder igual: vamos a tener que hurgar en la herida para poder curarla y eso duele, pero el cliente debe entender cómo cada fase de sufrimiento lo acerca a su curación.

Además, no con todos los marcos teóricos se sufre lo mismo. Hay técnicas más emocionales, que remueven más la herida y producen más dolor, mientras que otras técnicas más cognitivas son más cuidadosas y afectan menos (siempre debe haber algo de sufrimiento, porque a fin de cuentas hay una herida que curar). Lo ideal es usar con cada persona la técnica que mejor se le adapte, pero también la que pueda soportar.

Si pusiera en una escala las técnicas de menos dolorosas a más dolorosas mi valoración sería (advierto que se trata de un criterio plenamente subjetivo y que también depende mucho de la forma en la que el terapeuta las aplique):
  • Conductismo
  • Cognitivo-Conductual
  • PNL
  • Existencial
  • Gestalt
No he incluido otras técnicas, que otros compañeros usan de marco teórico, por considerar que no tienen una base consistente para ser algo más que técnicas puntuales y no una marco teórico completo o por considerarlas obsoletas. También debo aclarar que tanto la cognitivo-conductual como la existencial tienen muchas variantes, así que has podido conocerlas por otros nombres.


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