viernes, 17 de noviembre de 2017

¿Sirven para algo los blog o, dicho de otra forma, qué pinto yo aquí?

¿Qué hago yo aquí?

No sé si te has dado cuenta de cómo se llama este blog: "psicoterapia y felicidad". Quizás es un nombre demasiado pretencioso y eso hace difícil escribir contenidos que puedan respaldar tan grandilocuente presentación. Pero el título tiene una razón de ser, que arraiga profundamente en mis convicciones como psicólogo: "Qué los psicólogos podemos curar a la gente".



Parecería algo obvio: somos una profesión sanitaria y, en general, los profesionales sanitarios curan a la gente. ¿Pero lo hacen realmente todos los psicólogos?
Cuando me hice psicólogo me molestaban las continuas etiquetas de charlatán y otras lindezas que recibía -casi siempre solapadamente, pero en ocasiones de frente, incluso de personas muy cercanas-, pero a lo largo de los años he tenido que replantearme si no tendrían mucha razón en sus opiniones.

Porque hacer terapia no es escuchar consejos -para eso vete a un bar-, ni para que te digan qué dejes de estar triste -o nervioso o asustado o extraño a ti mismo o cualquier otra perturbación emocional que sientas- cuando está claro que si supieras dejar de estarlo no habrías ido a un profesional de la salud. Tampoco vas para que te sientas bien durante los 50 minutos de la sesión y tus problemas vuelvan inexorablemente al salir de la consulta.

Creo firmemente que los psicólogos, al menos la mayoría, curamos. Y para mí, curar significa hacer que una persona sea capaz de ser feliz -lo más feliz posible dentro del agobiante mundo en el que a cada uno le toca vivir.

Así que para eso he querido escribir este blog: para explicarte, si lo estás pasando mal, que hay profesionales que curan y para aconsejarte cómo encontrarlos.

Espero conseguirlo.



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