¿Qué hago yo aquí?
No sé si te has dado cuenta de cómo se llama este blog: "psicoterapia y felicidad". Quizás es un nombre demasiado pretencioso y eso hace difícil escribir contenidos que puedan respaldar tan grandilocuente presentación. Pero el título tiene una razón de ser, que arraiga profundamente en mis convicciones como psicólogo: "Qué los psicólogos podemos curar a la gente".
Cuando me hice psicólogo me molestaban las continuas etiquetas de charlatán y otras lindezas que recibía -casi siempre solapadamente, pero en ocasiones de frente, incluso de personas muy cercanas-, pero a lo largo de los años he tenido que replantearme si no tendrían mucha razón en sus opiniones.
Porque hacer terapia no es escuchar consejos -para eso vete a un bar-, ni para que te digan qué dejes de estar triste -o nervioso o asustado o extraño a ti mismo o cualquier otra perturbación emocional que sientas- cuando está claro que si supieras dejar de estarlo no habrías ido a un profesional de la salud. Tampoco vas para que te sientas bien durante los 50 minutos de la sesión y tus problemas vuelvan inexorablemente al salir de la consulta.
Creo firmemente que los psicólogos, al menos la mayoría, curamos. Y para mí, curar significa hacer que una persona sea capaz de ser feliz -lo más feliz posible dentro del agobiante mundo en el que a cada uno le toca vivir.
Así que para eso he querido escribir este blog: para explicarte, si lo estás pasando mal, que hay profesionales que curan y para aconsejarte cómo encontrarlos.
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